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Jesús acusa a los escribas(A)

38 Les decía en su enseñanza:

«Guardaos de los escribas, que gustan de andar con largas ropas, y aman las salutaciones en las plazas, 39 las primeras sillas en las sinagogas y los primeros asientos en las cenas, 40 que devoran las casas de las viudas y, para disimularlo, hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor condenación.»

La ofrenda de la viuda(B)

41 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. 42 Y vino una viuda pobre y echó dos blancas, o sea, un cuadrante. 43 Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo:

—De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca, 44 porque todos han echado de lo que les sobra, pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.

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Elías y la viuda de Sarepta

Luego llegó a Elías una palabra de Jehová, que decía: «Levántate, vete a Sarepta de Sidón y vive allí; ahí le he dado orden a una mujer viuda que te sustente.»

10 Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Cuando llegó a la puerta de la ciudad, había allí una mujer viuda que estaba recogiendo leña. Elías la llamó y le dijo:

—Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso para que beba.

11 Cuando ella iba a traérsela, él la volvió a llamar y le dijo:

—Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tus manos.

12 Ella respondió:

—¡Vive Jehová, tu Dios, que no tengo pan cocido!; solamente tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en una vasija. Ahora recogía dos leños para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo. Lo comeremos y luego moriremos.

13 Elías le dijo:

—No tengas temor: ve y haz como has dicho; pero hazme con ello primero una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela. Después la harás para ti y para tu hijo. 14 Porque Jehová, Dios de Israel, ha dicho así: “La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.”

15 La viuda fue e hizo como le había dicho Elías. Y comieron él, ella y su casa, durante muchos días. 16 No escaseó la harina de la tinaja, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por medio de Elías.

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Rut y Booz en la era

Un día le dijo su suegra Noemí:

—Hija mía, ¿no debo buscarte un hogar para que te vaya bien? ¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas has estado? Esta noche él avienta la parva de las cebadas. Te lavarás, pues, te perfumarás, te pondrás tu mejor vestido, e irás a la era; pero no te presentarás al hombre hasta que él haya acabado de comer y de beber. Cuando se acueste, fíjate en qué lugar se acuesta, ve, descubre sus pies, y acuéstate allí; él mismo te dirá lo que debas hacer.

Rut respondió:

—Haré todo lo que tú me mandes.

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13 Así fue como Booz tomó a Rut y se casó con ella. Se unió a ella, y Jehová permitió que concibiera y diera a luz un hijo.

14 Y las mujeres decían a Noemí: «Alabado sea Jehová, que hizo que no te faltara hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; 15 el cual será restaurador de tu alma, y te sostendrá en tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos.»

16 Tomando Noemí al niño, lo puso en su regazo y lo crió.

17 Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: «¡Le ha nacido un hijo a Noemí!»

Y le pusieron por nombre Obed. Éste fue el padre de Isaí, padre de David.

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Alabanza por la justicia de Dios

¡Aleluya!

146 ¡Alaba, alma mía, a Jehová!
Alabaré a Jehová en mi vida;
cantaré salmos a mi Dios mientras viva.

No confiéis en los príncipes
ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación,
pues sale su aliento y vuelve a la tierra;
en ese mismo día perecen sus pensamientos.

Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob,
cuya esperanza está en Jehová su Dios,
el cual hizo los cielos y la tierra,
el mar, y todo lo que en ellos hay;
que guarda la verdad para siempre,
que hace justicia a los agraviados,
que da pan a los hambrientos.

Jehová liberta a los cautivos;
Jehová abre los ojos a los ciegos;
Jehová levanta a los caídos;
Jehová ama a los justos.
Jehová guarda a los extranjeros;
al huérfano y a la viuda sostiene,
y el camino de los impíos trastorna.

10 Reinará Jehová para siempre;
tu Dios, Sión, de generación en generación.

¡Aleluya!

24 porque no entró Cristo en el santuario hecho por los hombres, figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora por nosotros ante Dios. 25 Y no entró para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar santísimo cada año con sangre ajena. 26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los tiempos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. 27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que lo esperan.

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